Palabras,palabras,palabras,palabras,palabras,palabras,palabras,palabras,palabras,....
palabras.
Con lo fácil qe resulta abrir la boca e ir emitiendo sonido tras sonido. Sentarse tranquilamente e ir enlazando una tras otra. Frente a frente. A los ojos. Y poco a poco, ir manando todo, hasta quedarse vacio. Ir desinflándose. Como si fueras un globo perdiendo todo su aire interior.
Palabras sinceras, honestas. Sin rencores. Desde el sentimiento y con el sentimiento. Pero sin rencor, sobre todo sin rencor. Asumiéndolas, entendiéndolas, aceptándolas y comprendiéndolas; libremente por cada parte. Porque como siempre hay partes en cada una de las historias, no podría ser menos en esta.
A veces me pregunto como se ha podido llegar a esta situación. Y sigo sin saber la respuesta. Me planteo cual es la educación que quiero enseñar a ni hija, y desde luego lo que no quiero trasmitirla es el rencor y el orgullo. Sino, la valentía, la madurez y la iniciativa.
Asi que me planteo no solo hacerlo por mí y por tí, y hacerlo también por mi hija. Por el ejemplo a trasmitirla. Y cuando llego a este punto de autoconvencimineto, cuando casi casi estoy decidida a ser valiente, a coger el toro por los cuernos, hay algo que vuelve a echarme para atras. Hay algo que vuelve a poner todo de nuevo en nuestra conra y volvemos al principio. A este maldito principio.¿A tí te pasa igual?
Palabra,palabras,palabras,palabras,palabras,palabras,palabras,palabras,palabras,palabras,...palabras,.