31 mar 2009

TE QUIERO


Te quiero. A pesar de todo, te quiero.


A pesar de las estrías, a las que a veces me parece escuchar como corean y aplauden mi nombre. A pesar de los tres meses con nauseas, vómitos y mareos diarios que he pasado; dejando en cada rincón de esta ciudad un pedacito de mis entrañas. A pesar de los calambres y pinchazos vaginales, uterinos y pélvicos, que sufro constantemente. A pesar de estos horribles ardores de estómago que han aparecido repentinamente, y que intuyo que ya no desaparecerán hasta él ultimo día.


Te quiero.

A pesar de los dolores de espalda y riñones, que me incomodan en cada postura en que me encuentre. A pesar de ver como el resto de la humanidad disfruta de los manjares culinarios de los que yo me tengo que privar, justo cuando más me apetecen. A pesar de mal resistir a esa copita de vino, a ese ron o vermuth dominguero, que tanto hecho de menos. A pesar de haberme convertido en un huevo kinder andante.


Te quiero.

Porque me encanta saber que estas ahí dentro. Porque me apasiona poder sentir cada cosquilleo, patadita o movimiento tuyo. Porque aún no estas aquí y ya te has convertido en alguien único para mi y mi entorno. Porque las cosas, la vida y el mundo en general, se ven y se valoran de forma distinta gracias a ti.
Porque el futuro es mucho más futuro contigo.


Te quiero.

Porque sin duda cada día de este embarazo es personal e irrepetible. Por que la ilusión y las ganas de verte la carita, pueden al miedo y pavor al momento crucial. Por que no se si será capaz de hacer las cosas como las quiero hacer, pero te aseguro que empeño es lo que sobrará. Por la infinidad de planes que tenemos para tí.

16 mar 2009

9 mar 2009


He aprendido a saber tus silencios, a leer lo que callas,
a callar cuando buscas lejanías.
Sé de las distancias, de los sueños enredados, cabalgados
en las ramas de la vida.
Y sé de las hojas que volaron y escribieron cada otoño
preámbulo del invierno que ahora
nos susurra.
Conozco los regresos ahítos de esperanza, de besos atesorados,
de tactos que palpitan en la piel
caducando las heridas.
Me serena mirarte,
desandar las arrugas y teñir tu cabello
con las horas vividas.
No imagino el verano sin el sol de tu risa,
ni el invierno que nombro, que aguarda en esa esquina,
sin tu mano en mi mano
resistiendo las lluvias